niedziela, 31 maja 2015

Recuerdos de mi diario del día 12.06.2013 (MADRID)

El miércoles antes de irme de Madrid…
Estoy en mi bar favorito La Tía Cebolla(c/ de la Cruz 27). Al pensar que esta aventura ya se está terminando me salen las lágrimas.
Me he pedido café con leche. No importa que hace un rato me había bebido medio litro de la bebida energética Monster.
En el bar no hay nadie. Estoy sentada al lado de la puerta lateral, abierta.
Enfrente de mí veo al hombre más rico de esta zona paseando. Ese hombre mayor, con pelo canoso, va al mismo bar que yo.
Un sorbo de espuma de leche de mi café.
En la terraza, enfrente de mí, está sentado un chico guapo y joven. Me está mirando.
Un sorbo del café.
¡Cuánto voy a echar de menos esas miradas masculinas!
En la barra hay una mujer. Querida, la que siempre me prepara las tostadas. Está también Antonio, es él que menos me agrada. Pero bueno, no todos me tienen que agradar, igual que yo a todos tampoco tengo que caerles bien.
A la derecha veo gente pasar. Me mira. Yo escribo. Me siento aquí como en casa. A lo mejor aún más porque por mi casa nunca ando tan arreglada, tomandome un cafecito tan delicioso, escribiendo.
En el fondo hay música. Flamenco. Esos ritmos son como la guinda del pastel para este bar. Aunque Victor ponía algo mejor, latino. Y allí sí que me sentía como en mi hogar.
Gorrión. Primera palabra en polaco que aprendió Sophie. Los gorriones son pajaros que también voy a asociar con La Tía Cebolla. La puerta abierta es una invitación para estas pequeñas criaturas. Los empleados no los echan. Son un tipo de atracción para los clientes; para nosotros, cotidianidad y alegría.
Son las 10:23. Estoy esperando a Sophie. La estoy buscando con la vista por todas partes. Quién sabe de dónde vendrá... Le enanta pasear, así que puede llegar de un lado más inesperado.
Acabo de terminar el café. Sólo en La Tía Cebolla tomo café con leche. Todavía no me he atrevido a hacerlo en ningun otro sitio.
Antonio silba al ritmo de flamenco. ¡Qué ganas de vivir!
A pesar de que Madrid todavía se este despertando, ya siento la magía de esta ciudad. Coches de abastecimiento por todas partes. Hombres con los carros distribuyen mercancía a los bares. Se cruzan con los turistas que han amanecido muy temprano para que les de tiempo de disfrutar de todos los encantos de esta bella capital. Normalmente Madrid se despierta bastante tarde en comparación con Polonia. Las escuelas y empresas abren sobre las 9:00, 10:00... hasta 11:00. En cambio, por la noche, cuando yo me acuesto, ellos siguen por la ciudad, por los parques, con los amigos.
Vista de La Tía Cebolla no es muy bonita. Aunque hay aquí una pequeña, encantadora plaza, mayoría de tiempo están aquí estacionados algunos coches. Otras veces hay obras. Sí o sí, para mí no es un problema. Amo este sitio por ser especial, no perfecto.
Acaban de entrar dos mujeres. Piden dos tostadas con queso fundido. Don Paco, mi plato favorito. Mi desayuno casí diario. ¡Qué hambre! Yo, de momento, tengo que esperar hasta que venga Sophie. ¡Aquí está! Acaba de venir. Nos damos un abrazo muy grande. Viene Antonio y pedimos dos Don Pacos, un café para mí y como siempre, para Sophie, Pepsi. Hay que aprovechar este momento.
No me lo puedo creer. Después de tantos meses, él se sigue equivocando. A mí me entrego Pepsi; a Sophie, mi café. Espero que con las tostadas no se equivoque :D


La canción del día: 


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